El niño cuyo inevitable destino, es desconocido para él, pero aún así, permanece absolutamente positivo.
Hoy me enteré que el niño que eventualmente veo en la fisioterapia, está enfermo. Donde se practican los ejercicios, estaba él y pues a mí me tocó ir. Lo primero que pensé es que era paralítico y estaba recuperando fuerza, quizás otra condición similar.
No me imaginé nada grave, quizás proviene del no conocer ninguna otra enfermedad, a veces es mejor ser ignorante y feliz.
Le pregunté a mi fisioterapeuta en voz muy muy bajita "¿Qué tiene?" Y el me respondió "-Una patología muy degenerativa". Yo le dije -"Si tranquilo, yo sé que no me puedes decir". Obvio ¿no? La cuestión de confidencialidad doctor-paciente.
Me dijo que tenía, no le escuché bien, no supe qué tenía, sólo le escuché decir "el va a morir".
Esto... esto me rompió el alma en un millón de pedazos. Todos aquellos pensamientos como "ay que niño mas gritón" o "si jode" me hicieron sentir aún peor; también cuando la señora que estaba en la sala de espera me sonrió y yo no le sonreí de vuelta.
Bueno, ella es su mamá.
No puedo concebir la idea de optimismo en situaciones así. Sin embargo, mi fisioterapeuta me dijo que ese niño les traía alegría, esperanza y optimismo cada vez que iba.
La cuestión de la felicidad, no está en lo que padeces, está en cómo te manejes y hagas lo mejor con el tiempo que tienes; con un estado mental positivo, es contagioso.
Comentarios
Publicar un comentario