Cien dividido entre cuatro

Hoy, son dos décadas y un quinquenio. Mi primo me recuerda eso cada vez que puede, pero shame on him porque él va por una década y un quinquenio. Esa expresión para decir cinco años  me lleva a las clases de Historia en bachillerato y el período de Gómez. La historia no se olvida si se pasa de generación en generación, pero no sé cuándo deja de ser realidad y se convierte en mito. Me aterra eso. ¿Y qué si mi historia no pasa más allá del simple nombre y apellido en algún artículo periodístico? Me da pavor la idea del olvido. Desde siempre. La individualidad no vale de nada al final. Duele entender eso, pero es necesario. Mientras vivimos sí importa ser único y aprovechar las peculiaridades, pero cuando pasen doscientos años ya eso no importará porque seremos tomados como parte de una generación, un movimiento artístico o algún acontecimiento histórico importante.

Siempre me ha dado ansiedad cumplir años. Y, hablando de eso, esta semana cumplo cuatro semanas sin tomar el ansiolítico... así como cinco meses sin terapia. Ha pasado tanto y no tengo a los discípulos freudianos y jungnianos para escucharme. Pero, no es tan grave cuando pienso en todo lo que he descubierto durante este tiempo en el exilio.

Bueno, voy a enlistar 25 cosas:


1-Uno es embajador de algo. Siempre... De la universidad, de tu ciudad, del país o de algún grupo. Sé siempre auténtico y procura llevarte por la vida con dignidad porque, al fin y al cabo, representas algo.

2-Hay que saber cuándo ceder y simplemente fluir con lo que pase (no se puede controlar todo).

3-Se debe ejercitar la mente para no pasar tantos ratos desagradables. Sí, hay maneras de no gritarle a la gente cuando manejo.

4-Las cosas no nos representan, pero parecemos ser esclavos de ellas. Menos es más.

5-Nada puede suplantar el amor de la familia. Extrañarlos ha sido mi pesadilla durante estos últimos seis meses.

6-Sí, el cliché de que "good things happen to those who wait" es cierto.

7-Es mejor callar cuando no se quiere entrar en polémica. Medir con quién hablas es VITAL. Adaptarse es la clave.

8-Descubrí que no tengo paciencia para la estupidez. Simplemente la ignoro y sigo adelante.

9-No importa cuánto lo intentes, no puedes esperar que todo el mundo haga lo correcto.

10-La confianza es ciega. Cuando se filtra una mentira todo se derrumba.

11-La ignorancia es igual que el odio. Amar es conocer.

12-No hay nada mejor que salir a caminar (o correr) cuando se tiene un mal día. Pero cuando es uno bueno, es aún mejor.

13-La soledad es hermosa.

14-Parte de ceder tiene que ver con mediocridad, pero hay que buscar un equilibrio. Eso de complacer las exigencias de los demás, aun si no cumplen con tus estándares, es tortuoso. La cuestión es que "el cliente siempre tiene la razón". Y me lanzo un refrán: "Se puede llevar el burro al río, pero no se le puede obligar a tomar agua".

15-Algo bueno sale de las tempestades. No recuerdo ninguna experiencia que haya sido absolutamente negativa.

16-Todo se puede resolver con calma y hablando.

17-Las emociones nos preceden. Cuidado con hablar sin pensar.

18-Hay que valorar lo que los demás hacen por uno. No sabemos qué hay detrás de eso.

19-Todo tiene un significado ulterior. Es decir, buscarle la quinta pata al gato sí sirve.

20-Me abruma cuando me ignoran. No existe algo peor que eso. Es como si me sofocaran.

21-No me interesa en lo absoluto caerle bien a todos.

22-Amo con locura mi profesión. Adoro que me permita llevarme con tanta autenticidad por la vida.

23-Siempre ten un propósito. Caminar con un destino en mente lo es todo.

24-Hay belleza y conocimiento en casi todas las cosas -menos en el chavismo y comunismo- je je.

25-Es mejor estar solo que rodeada de gente a la que no le interesas. De nuevo, ser uno mismo es lo único que importa, en lo que debemos enfocar la energía de todos los días.

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