Un niño saltaba la cuerda en el porche de su casa; distraído por el cansancio y la emoción de romper su récord de saltos sin equivocarse, superó la cerca y la acera. Un padre cansado buscaba dentro de la guantera de su carro un CD para evitar la distracción de las noticias de la tarde. Cuando la cuerda llegaba al punto máximo y sus pies estaban en el aire, el niño no encontró nuevamente el asfalto con sus pies sino con su cabeza. El padre soltó el CD que tenía y pisó el frenó hasta el fondo. ¿Quién diría que ahora el hombre encabezaría los titulares? ¿Quién anotaría en el diario el nuevo récord de saltos?
¿A qué nos aferramos cuando ya no hay nada? Ese momento crítico
en la vida cuando se reconoce la ignorancia y la absoluta falta de destrezas,
de virtudes; esto me ha atormentado los últimos días. No sé a quién decirle lo
que pienso porque las respuestas son siempre vacuas y genéricas, ninguna
persona podría darme lo que quiero porque solo yo “sé” la respuesta. El
problema es, básicamente, encontrarla; recorrer el pasado con detalle y
recuperar aquellas pinceladas de luz que puedan aparecer y agorar el futuro con
luz en el pincel.
Para uno de esos filósofos griegos la vida comenzó porque
dos fuerzas opuestas entraron en contacto, ergo, equilibrio y generaron toda la
materia. La palabra clave es equilibrio, balance, equidad, ¿cabe aquí la
palabra justicia? Los griegos debatieron por siglos ese concepto y no hubo
consenso, para cada quien significaba algo diferente y, hoy día, asociamos la
palabra con “ley”.
Las leyes son un conjunto de normas emitidas por un poder que ha sido elegido por el pueblo y que vela por los mejores intereses de la sociedad; dentro de ellas se establecen tanto las posibilidades de actuar como los límites. Ser justo es proceder dentro de las leyes porque se está en el medio de dos extremos, libertad o castigo.
Las leyes son un conjunto de normas emitidas por un poder que ha sido elegido por el pueblo y que vela por los mejores intereses de la sociedad; dentro de ellas se establecen tanto las posibilidades de actuar como los límites. Ser justo es proceder dentro de las leyes porque se está en el medio de dos extremos, libertad o castigo.
El problema de esto es que, si se extrapola a otros asuntos
distintos al orden político, es caótico delimitar la vida a solo dos
posibilidades. De manera tal que contradice la teoría del equilibrio, pero se
adapta a la de la ley. ¿Por qué actuar con tanta cautela y juicio cada día,
cada segundo? Solo Dios puede juzgar nuestras acciones. Sé que soy
representante de ese grupo que actúa en los límites y nunca en equilibrio, mi
vida está desbalanceada (como el tren delantero de mi carro) y no encuentro cómo
ni con qué alinearlo.
Las distracciones nos alejan de los límites, pero son
efímeras. Una vez que volvemos a la cotidianidad todo pasa a ser blanco o
negro. No encuentro distracciones, eso ha enfermado mi alma. Soy el niño que no
se atreve a saltar la cuerda para romper su record por temor al cansancio, soy
el padre que necesita escuchar en la radio los acontecimientos durante su viaje
a casa.
Photo from: Hollidaysburg Area School District |
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