Lluvia bucal.
Resulta curioso cómo el hábito, o manía, de escupir en la calle ha aumentado de manera significativa en los últimos tiempos.
Solía ser una costumbre practicada por algunos hombres de zonas populares o campesinas pero, a través del tiempo y debido a la migración, se ha extendido incluso en la "metrópoli" caraqueña.
No basta con el desagradable ruido y -si por mala suerte- imagen, sino que ahora es practicado por mujeres... ¿dónde quedaron los modales? ¿Acaso las damas han perdido su feminidad gracias al contexto socio-cultural? Eso no nos incumbe, pero, algo es cierto, es desagradable ir por la calle y mirar al piso y encontrarse con un escupitajo verde y baboso.
A modo de ejemplo me atrevo a contar una anécdota que confirma mi observación:
-Cierto día iba trotando por la acera cuando, de repente, veo que delante de mí hay dos mujeres (ocupando la totalidad de la acera) bachaqueras probablemente.
Un simple cálculo mental y ubiqué la manera de adelantarlas sin tocar la calle: por el lado izquierdo. Cuando voy unos pocos centímetros detrás, la 《dama》ha puesto toda su energía y amor en raspar la mucosa que había en su garganta, y escupirla. Si han visto las películas Matrix, tienen una idea del slow motion, si no, basta con imaginar una escena a cámara lenta.
Mis pobres ojos vieron cómo de su boca y dirigido hacia mí venía el "pollo". Tuve que parar la marcha y así evitarlo definitivamente. De no haberme detenido, aquel moco hubiese caído en mi pantorrilla o zapato.
Le dediqué -a la bachaquera- una mirada pesada y de desagrado para luego continuar.
Estimado lector, basta observar el comportamiento de una sola hormiga para imaginar lo que sucede dentro de un hormiguero.
Yo no quisiera entrar allí.
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