El temor de los débiles, horror para los que odian las sorpresas...
¿Quién no ha tenido una mala experiencia con la hallaca?, ¿quién no ha sido víctima del tocino, alcaparras o pasas?
Yo sí, oh sí...
Yo sí, oh sí...
Lo peor es el tocino. Esa cosa blanda y blanca cuyo sabor es tan penetrante en el paladar como lo es el anís. Que en cuanto lo colocas en tu boca (por equivocación) te dan náuseas y mareo. Es un sabor tan desagradable que al probarlo hacemos muecas involuntarias en la cara; es la grasa del cochino pero, a diferencia de la grasa de la tocineta, mentira, no se puede comparar con el bacon (excuse me).
Quizás el temor más grande que podemos sentir con respecto al tocino, es encontrarlo sin querer. Cuando mi abuela hace hallacas, el tocino queda bien expuesto (por presión de todos los miembros) y es de un tamaño grande para que no pase desapercibido.
Ahora, cuando nos regalan una hallaca o nos invitan a comer en casa de alguien, no sabemos cómo ellos ponen el tocino en su hallaca.
Considero que debe ser de mala educación llegar a casa de alguien y preguntar a la señora ama de casa/abuela/tía/quién sea, ¿usted le pone tocino a la hallaca?
Y si la respuesta es afirmativa, proseguir con ¿dónde lo puso?¿Arriba, abajo, en el guiso? Si no le responde a esto último, trate con algo así como ¿el tocino de la hallaca es grande o pequeño?
Ahora, cuando nos regalan una hallaca o nos invitan a comer en casa de alguien, no sabemos cómo ellos ponen el tocino en su hallaca.
Considero que debe ser de mala educación llegar a casa de alguien y preguntar a la señora ama de casa/abuela/tía/quién sea, ¿usted le pone tocino a la hallaca?
Y si la respuesta es afirmativa, proseguir con ¿dónde lo puso?¿Arriba, abajo, en el guiso? Si no le responde a esto último, trate con algo así como ¿el tocino de la hallaca es grande o pequeño?
Cuando nos regalan la hallaca es otra cosa.
Yo por mi parte, abro la hallaca y la reviso como Dios manda, y hago una búsqueda exhaustiva para remover todo elemento que le cause malestar a mi paladar, estómago y cerebro (alcaparras, aceitunas, pasas).
Hago dicho desastre cuando quien te regala la multisápida no está presente.
Yo por mi parte, abro la hallaca y la reviso como Dios manda, y hago una búsqueda exhaustiva para remover todo elemento que le cause malestar a mi paladar, estómago y cerebro (alcaparras, aceitunas, pasas).
Hago dicho desastre cuando quien te regala la multisápida no está presente.
Las hallacas hacen que uno sea desconfiado, que cualquier porción de seguridad que uno adquiere durante los previos 11 meses, se vaya a la mi!@#!.
Imagínese usted, estimado lector, en la siguiente situación:
Es invitado por un amigo a una cena navideña en su morada. Usted llega con una cara botella de vino, quiere dar una buena impresión. Se coloca su mejor traje y se viste con la mejor actitud posible. Es recibido con mucho afecto por su amigo y su familia; este le presenta a su esposa e hijos -todos fanáticos de la navidad venezolana-.
En las paredes ve cuadros de hallacas, nacimientos, el arbolito perfectamente decorado y un sinfín de objetos decorativos navideños. Usted se llena de emoción navideña como consecuencia de dicha decoración y de la música (aguinaldos y gaitas).
Hora de cenar (tome en cuenta el previo ritual del venezolano con el whisky y los pasapalos). Se sienta y le sirven el plato navideño. Al pan de jamón le saca disimuladamente las aceitunas y pasas. Come tranquilo su pernil y su ensalada de gallina, hace caso omiso a la hallaca que se encuentra postrada al extremo superior derecho del plato.
En las paredes ve cuadros de hallacas, nacimientos, el arbolito perfectamente decorado y un sinfín de objetos decorativos navideños. Usted se llena de emoción navideña como consecuencia de dicha decoración y de la música (aguinaldos y gaitas).
Hora de cenar (tome en cuenta el previo ritual del venezolano con el whisky y los pasapalos). Se sienta y le sirven el plato navideño. Al pan de jamón le saca disimuladamente las aceitunas y pasas. Come tranquilo su pernil y su ensalada de gallina, hace caso omiso a la hallaca que se encuentra postrada al extremo superior derecho del plato.
La dueña de la casa le pregunta: ¿No le gusta la hallaca? Vamos, pruébela. ¿Cómo no hacerlo si la anfitriona insiste?
Cuidadosamente (y con los ojos de los demás sobre sus movimientos) abre la hallaca: una incisión longitudinal al rectángulo. Separa los dos lados que quedan tras el corte. Mira detalladamente su interior, hace con el tenedor algunos movimientos excavadores para ubicar al tocino. Mueve el guiso y todas esas cosas desconocidas para quien no cocina.
-no encuentra nada-
¡¡¡Se salvó!!! ¡Tiene una hallaca sin tocino!
Primer bocado...
Sintiéndose bizarro, tomó -sin precaución alguna- un gran pedazo de hallaca con guiso y masa. Lo introdujo en su boca y al masticar...
-no encuentra nada-
¡¡¡Se salvó!!! ¡Tiene una hallaca sin tocino!
Primer bocado...
Sintiéndose bizarro, tomó -sin precaución alguna- un gran pedazo de hallaca con guiso y masa. Lo introdujo en su boca y al masticar...
TOCINO.
TOCINO.
TOCINO.
UN PEQUEÑITO INSIGNIFICANTE PEDAZO DE TOCINO.
TOCINO.
TOCINO.
UN PEQUEÑITO INSIGNIFICANTE PEDAZO DE TOCINO.
Tan pequeño y tan hijo de puta que hizo de su cara un poema. Los demás lo ven con asombro; de usted jamás esperaron una reacción tan violenta. Se levanta rápidamente de la mesa y va al baño a deshacerse de lo que tiene en la boca.
Pensará usted entonces, "verga, qué asco."
"¿Ahora cómo me libro de comerme esa vaina, nojoda? (Sí, usted debe pensar con ese tono) me jodí, más nunca me van invitar a ningún lado..."
Con vergüenza regresa a la mesa donde los demás comensales le ven con desprecio. Usted, en un intento desesperado de excusarse, dice un comentario como: "Disculpen, el tocino me causa náuseas, la última hallaca que me comí era tocino con masa y bueno... ustedes saben". O se hace el gracioso y dice cualquier nimiedad venezolana.
Todo lo anterior con el fin de que le perdonen tal actitud hacia la hallaca.
Pensará usted entonces, "verga, qué asco."
"¿Ahora cómo me libro de comerme esa vaina, nojoda? (Sí, usted debe pensar con ese tono) me jodí, más nunca me van invitar a ningún lado..."
Con vergüenza regresa a la mesa donde los demás comensales le ven con desprecio. Usted, en un intento desesperado de excusarse, dice un comentario como: "Disculpen, el tocino me causa náuseas, la última hallaca que me comí era tocino con masa y bueno... ustedes saben". O se hace el gracioso y dice cualquier nimiedad venezolana.
Todo lo anterior con el fin de que le perdonen tal actitud hacia la hallaca.
"Es que la coño e' madre esa pica el tocino en cuadritos de 3mm".
En pro del bienestar emocional de la anfitriona quien se encuentra en llanto y frustración, usted se come la hallaca sin reproche alguno y sufre, vaya que sufre...
¿Se imaginan una hallaca sin tocino?
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