Maiquetía de turista
Cuando por fin llegó el día, mi abuelo me llevó al Aeropuerto Nacional Simón Bolívar. No está demás acotar la diferencia emocional entre hacer acto de presencia en el aeropuerto nacional que en el internacional. Saber que te vas de la lúgubre y asquerosa "patria" es un sentimiento indescriptible. El aire que en dicho aeropuerto se respira, es de alivio y allí no se observan tantos niches. Los hay obviously, bueno, mejor dicho, son los boliburgueses que por corrupción pueden viajar en primera clase.
Mientras, el aeropuerto nacional, se encarga de mantener el mismo estatus mugroso que cualquier otro lugar del país. Los niches abundan, un calor infernal (el aire acondicionado no funciona), hay gritos que llaman a colocarse los audífonos, y los inaudibles anuncios de vuelos que llegaron y vuelos que están abordando.
Mientras, el aeropuerto nacional, se encarga de mantener el mismo estatus mugroso que cualquier otro lugar del país. Los niches abundan, un calor infernal (el aire acondicionado no funciona), hay gritos que llaman a colocarse los audífonos, y los inaudibles anuncios de vuelos que llegaron y vuelos que están abordando.
Let's check in, shall we?
Señora detrás del counter: el vuelo suyo, sale es a las 12, no a las 11.
Yo: hmmmmm ok.
Yo: hmmmmm ok.
Esperé con mi abuelo como una hora (llegamos pues, al aeropuerto como a las 10am)
No quería entrar todavía y él muy amable decidió quedarse conmigo un rato.
No existen las sillas en ésta parte del recinto, nos sentamos en el piso, con un vitral de colores vivos a nuestras espaldas. Veíamos a la gente pasar y leíamos sus expresiones como un psicólogo experto en el lenguaje corporal.
No quería entrar todavía y él muy amable decidió quedarse conmigo un rato.
No existen las sillas en ésta parte del recinto, nos sentamos en el piso, con un vitral de colores vivos a nuestras espaldas. Veíamos a la gente pasar y leíamos sus expresiones como un psicólogo experto en el lenguaje corporal.
11:15 es hora de pasar a la gate respectiva, me despedí de mi abuelo y pasé al otro lado, al lado de las gates.
Me acerqué, 《Puerta #3》en mi mente existía una imagen de una vacía sala de espera en dónde yo podría sentarme cómodamente.
Imaginen un mercado municipal, ¿tienen la imagen? ¿el calor y la gente haciendo cola, montados y respirando sobre tu hombro? Bueno, así.
Dado que mi vuelo saldría a las 12, fui al desk a preguntarle a los señores de la aerolínea sobre el status del vuelo.
-No mija, sale como a la 1.
¿debo decir algo más?
Me acerqué, 《Puerta #3》en mi mente existía una imagen de una vacía sala de espera en dónde yo podría sentarme cómodamente.
Imaginen un mercado municipal, ¿tienen la imagen? ¿el calor y la gente haciendo cola, montados y respirando sobre tu hombro? Bueno, así.
Dado que mi vuelo saldría a las 12, fui al desk a preguntarle a los señores de la aerolínea sobre el status del vuelo.
-No mija, sale como a la 1.
¿debo decir algo más?
Qué carajo se supone que debo hacer yo dos horas en éste cuchitril caluroso y sin lugar donde sentarme.
Pensé en comer a las 12 or so, ah, de paso la maleta que sabiamente elegí, no tenía ruedas, y por crédula, la llevé como equipaje de mano. Pesaba demasiado y mis débiles hombros ya no aguantaban un segundo más con ese peso... caminé a lo largo de las puertas de embarque, hasta que en alguna de ellas, estuviese llegando un vuelo y no podía ir en contra de la corriente de gente con paso apresurado.
Justo frente a mi gate, había un restaurant, vendían pizza y tonterías de boulangerie. Quería sentarme allí a comer pero, como todo lo que en el aeropuerto de mierda respecta, las mesas estaban ocupadas por comensales cuya nourriture había culminado hace años y que con un agua mineral en la mesa únicamente, calentaban las escasas sillas.
No había ninguna vacía y yo, yo no iba a pedir algo y sentarme en el piso, NO WAY.
Pensé en comer a las 12 or so, ah, de paso la maleta que sabiamente elegí, no tenía ruedas, y por crédula, la llevé como equipaje de mano. Pesaba demasiado y mis débiles hombros ya no aguantaban un segundo más con ese peso... caminé a lo largo de las puertas de embarque, hasta que en alguna de ellas, estuviese llegando un vuelo y no podía ir en contra de la corriente de gente con paso apresurado.
Justo frente a mi gate, había un restaurant, vendían pizza y tonterías de boulangerie. Quería sentarme allí a comer pero, como todo lo que en el aeropuerto de mierda respecta, las mesas estaban ocupadas por comensales cuya nourriture había culminado hace años y que con un agua mineral en la mesa únicamente, calentaban las escasas sillas.
No había ninguna vacía y yo, yo no iba a pedir algo y sentarme en el piso, NO WAY.
12:30 de nuevo a preguntar sobre el status del vuelo.
-Viene con retraso, sale a las 2
-No me digas, no te creo que va atrasado (sarcasmo)
A-LA-VERGA-ODIO-TODO.
-Viene con retraso, sale a las 2
-No me digas, no te creo que va atrasado (sarcasmo)
A-LA-VERGA-ODIO-TODO.
Ésta vez, ya exhausta del calor y el peso del zurrón, decidí esperar parada cerca de la puerta. De repente, un anuncio inesperado...
"El vuelo 1111 de güachimacole, abordará por la puerta #4"
Los últimos serán los primeros, bitches.
Corrí a la puerta de al lado. Era yo, en la cola para embarcar la tercera (hell yeah) sólo así podría estar tranquila de que tendría espacio para colocar mi maleta en el compartimiento sobre mi asiento.
Pasaron quince minutos y escuchaba las conversaciones ajenas: las quejas y molestias de las personas cuya entrada al hotel era a la 1 y que habrían perdido su reservación; otros que tenían a alguien esperando por ellos en el aeropuerto de Margarita y por último, los que preguntaban por el status del vuelo. A éstas, yo les presté más atención.
-¿cuándo vamos a abordar?
- el avión no ha llegado, todavía no sabemos.
"El vuelo 1111 de güachimacole, abordará por la puerta #4"
Los últimos serán los primeros, bitches.
Corrí a la puerta de al lado. Era yo, en la cola para embarcar la tercera (hell yeah) sólo así podría estar tranquila de que tendría espacio para colocar mi maleta en el compartimiento sobre mi asiento.
Pasaron quince minutos y escuchaba las conversaciones ajenas: las quejas y molestias de las personas cuya entrada al hotel era a la 1 y que habrían perdido su reservación; otros que tenían a alguien esperando por ellos en el aeropuerto de Margarita y por último, los que preguntaban por el status del vuelo. A éstas, yo les presté más atención.
-¿cuándo vamos a abordar?
- el avión no ha llegado, todavía no sabemos.
Sólo Dios sabe cuánto tiempo he de estar parada en ésta cola.
Comentarios
Publicar un comentario